Adriana Domínguez, ceo de Adolfo Dominguez, fue la encargada de poner el broche final al Día E 2019. Y lo hizo con una ponencia en la que habló de la historia de la compañía que, a mediados de los 70, fundara en Orense su abuelo, Adolfo Domínguez. Una firma que rompió moldes en aquellos años en los que España estrenaba democracia y a los que Adolfo Dominguez llevó un soplo de aire fresco con sus propuestas de moda, como las hombreras o una nueva gama de colores, siempre bajo el paraguas de la sobriedad de sus diseños. Pero que también vivió la crisis, hace unos años, de la que ha logrado resurgir de la mano de un consejo de administración renovado en el año 2016. Y gracias también a una exitosa comunicación de marca, realizada por la agencia China, de la que hizo un repaso la actual ceo de la compañía.
Campañas como Esto no es un selfie, creada en 2017 con la idea de hablar al público desde el ADN de la marca. “Aquí, los fotógrafos son los propios personajes de la campaña. La idea era reflejar tú, ¿cómo te ves? A través de los autorretratos de los protagonistas”, comentó Adriana Domínguez.
O Yo no soy Adolfo, lanzada seis meses después, en la que la marca aparecía tachada para hacer un guiño al público objetivo de la acción. “Se dirigía a los jóvenes que pensaban que no encajaban con la marca. Fue el punto de partida para iniciar un dialogo y llamar la atención”, señaló.
En Piensa. Luego compra, la campaña más reciente de la marca, apelaron a un nuevo modelo de consumo. “Adolfo Dominguez es una empresa que apuesta por la calidad y la durabilidad. Prendas que no tienen una obsolescencia programada. No es algo clásico, es atemporal. ¿Y si la sostenibilidad no es comprar cosas recicladas sino comprar menos?”, explicó Adriana Domínguez.
Y por supuesto también habló de Sé más viejo, la campaña de la firma que este año fue reconocida con el Gran Premio del c de c 2019. “Quisimos renovar el concepto de La arruga es bella. Seducir desde el cuestionamiento de cómo se nos ve. Y lo cierto es que nos ha funcionado muy bien y ha conseguido que la gente nos vuelva a mirar”.
La arruga es bella nació en los 80 como un eslogan táctico para vender prendas de lino. Y entroncó con lo que en aquel momento estaba ocurriendo en España. “Adolfo Dominguez vistió a la transición, la democracia, trajo las hombreras, colores diferentes…. Ahora, después de unos años complicados, estamos consolidando el negocio con menos tiendas y con comunicación en ellas. Y lo cierto es que nos está funcionando. Hemos logrado una notoriedad de marca del 95% en espontaneo, algo muy importante, teniendo en cuenta que nuestros resultados no son por mejora del sector”.
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