Pablo y Anna decidieron hace 15 años dejar todo y emprender un viaje alrededor del mundo. Su ponencia en el c de c 2015 fue precisamente para contar cómo han logrado vivir durante este tiempo y cómo, para cumplir su sueño, tuvieron que enfrentarse a todo tipo de situaciones, tirando de ingenio y creatividad, en muchas ocasiones.
Los dos habían trabajado antes en publicidad hasta que un buen día, tras un viaje a África, Pablo regresó a Barcelona para proponerle a Anna, su pareja, dejarlo todo y lanzarse a la aventura de recorrer el mundo en su furgoneta, la Cucaracha. Sabían que se iban a encontrar con problemas, pero enseguida se dieron cuenta de que lo más difícil iba a ser sobrevivir a ellos mismos. “Vivir con tu pareja en una furgoneta durante 24 horas no iba a ser fácil”. Por lo que decidieron poner en práctica la que bautizaron como ‘terapia del insulto’. Una vez más, la creatividad aplicada a la vida cotidiana. La terapia consistía en insultarse uno al otro, pero con la condición de no repetir. Un juego que les ayudaba a descargar en los momentos de mayor tensión entre ellos.
También narraron que en la ruta se fueron encontrando con todo tipo de problemas: se les rompió el motor del vehículo, sufrieron una persecución de elefantes, les asaltaron unos tipos armados, estuvieron en una cueva con enfermos de Ébola… Pero también vivieron momentos entrañables con la gente. Como cuando una familia con 9 hijos les invitó a quedarse en su casa a dormir, “algo que en nuestro país es impensable”.
Contaron también que al llegar a Sudamérica se les acabó el dinero. Por lo que tuvieron que buscar trabajo para volver a retomar la ruta. Así lo hicieron, pero también se dieron cuenta que ese no debía ser el planteamiento. Que no querían parar a trabajar, sino continuar con su viaje. Fue entonces cuando se les ocurrió la idea de escribir libros de bolsillo con las mejores historias para ir vendiéndolos durante sus viajes (Por el Mal Camino, El Libro de la Independencia…). También pensaron en recurrir a las marcas y lograron que Panama Jack les pusiera las botas para viajar y que una empresa llamada ExOfficio se ofreciera a vestirles.
El viaje siguió con muchas más aventuras y nuevas experiencias. Y con un aprendizaje muy importante: que el miedo era su peor enemigo y que debían confiar en su instinto. “Aprendimos que lo difícil es lo que vale la pena y que lo fácil no tiene mérito”. Pablo y Anna terminaron su ponencia invitando a la gente a hacer lo mismo, “a proponerse un objetivo y perseguirlo, aunque tengamos miedo”. De hecho, su viaje continúa, y se les puede seguir de manera virtual a través de la página web de La Vuelta al Mundo en 10 Años y de sus perfiles en Facebook y Twitter.