Karin Leiz. Studio PomésBcn, 16 de abril, 2018

 

Estimado Guille:

Quiero agradecerte/os mucho, mucho, el gesto magnífico que tuvisteis con Leopoldo y conmigo al otorganos vuestro Reconocimiento de Honor.

A Leopoldo le sorprende menos, acostumbrado como está – y con razón – a los parabienes, pero para mí fue algo jamás esperado y menos, a estas alturas, ya jubilada de la publicidad desde hace años.

Me tocó vivir una época en la que – no hace falta decirlo – el acceso de las mujeres a una profesión como la nuestra no era fácil y, una vez conseguido, su trabajo figuraba prácticamente de incógnito. A mí personalmente ya me parecía una gloria poder realizarme en él y, si encima conseguía un éxito, ya me valía. Es lo que tiene dedicarse a una labor con pasión; al final el mejor premio es el que uno siente íntimamente después de un cometido bien resuelto.

Pero el sábado me invadió una sensación desconocida: alguien más sabía de mí. Dejé de ser invisible. ¿Es vanidad? Puedes estar seguro de que no. Se trata simplemente de un repentino bienestar dulce: dejar de ser invisible.

De este premio naturalmente mi persona no es lo más importante. Lo es el hecho de que hayáis roto la barrera y que a partir de ahora tantas y tantas profesionales valiosas sean abiertamente reconocidas por su trabajo. Es un gran paso, Guille, y, créeme, soy feliz por tener la oportunidad de vivirlo.

Muchas gracias por todo ello. Os felicito a todos: Uschi, José Luis, Miguel, Rafa, Antonio, Ezequiel, Toni, Carlos… espero no olvidar a nadie.

Me hubiera gustado hablar más con vosotros y también deciros todo esto de palabra. Y me disculpo por habernos marchado tan pronto, pero era lo más prudente. Conclusión: nos habéis hecho un enorme regalo. Para mí ha representado el broche de oro a mi trayectoria profesional. (¡Publicitariamente este tópico “broche de oro” no se aguantaría!)

Haz extensivos mis abrazos más cordiales a todos los que componéis este Club tan magnífico. ¡Por muchos años!

 

Karin

 

Casi olvido decir algo que pocas veces puede ser sincero en este tipo de objetos: vuestro “trofeo” es precioso: de buen diseño, sencillo y franco, sin florituras y de… ¡mucho peso!

También enhorabuena por él.