El país se paró. El mundo entero contenía la respiración ante un virus desconocido que sembró un panorama desolador. Los colegios cerraron, los comercios bajaron la persiana y la gente se confinó en sus casas. Nadie sabía nada.
Los proyectos del mundo audiovisual se quedaron en suspenso; también los rodajes publicitarios. Pero ellos, lejos de quedarse en casa, decidieron que tenían que salir a la calle para mostrar lo que estaba pasando. Matías Dumont, socio del c de c, y responsable de la productora Antiestático, lideró junto con Hernán Zin (prestigioso reportero de guerra y documentalista con más de 14 largometrajes en su haber) esta película que nos muestra todo aquello que no pudimos ver durante el confinamiento.
“2020”, producido en colaboración con Doc Land y Eva films, abarca los 4 primeros meses de la pandemia en nuestro país. Las localizaciones, todas ellas en la ciudad de Madrid, fueron muchos de los lugares a los que la gente no tenía acceso: UCIs, parques de bomberos, funerarias, residencias de ancianos así como controles policiales y en las calles de una ciudad vacía con el fin de mostrar la realidad de lo que estaba sucediendo.
Corresponsales de pandemia
Tanto Hernán Zin, responsable de la primera unidad de dirección, como Nerea Barros, a cargo de la segunda unidad, salieron a grabar al “frente de batalla” a modo de “corresponsales de pandemia”.
“Somos una productora en la que trabajamos principalmente con agencias creativas con y para marcas”, comentaba Matías Dumont. “Siempre nos gusta hacer cosas” y por eso cuando Zin les propuso salir a rodar no se lo pensaron.
“Nos volcamos sin planearlo mucho, y sin saber cuánto iba a costar. Tampoco sabíamos qué historias nos íbamos a encontrar ni cuál iba a ser el resultado”, añade Dumont.
Una decisión difícil puesto que el equipo se jugaba su salud en cada grabación, con un virus del que aún se sabía muy poco.
El coste emocional también fue grande y todos los profesionales que participaron en el film se vieron sacudidos en determinados momentos por emociones muy difíciles de gestionar.
Las historias resultaban desgarradoras: Gabi, médico del hospital de Torrejón de Ardoz donde se registró el segundo positivo y que lidió con cientos de pacientes cuando las autoridades sanitarias no eran aún conscientes de la terrible situación; Julio, paciente de Gabi, y enfermo de Covid que pasó más de 57 días en coma; Enrique, un sin techo que reflexiona sobre la situación; Carolina, voluntaria que recogía las mascotas de enfermos o fallecidos que no podían ocuparse de ellas; Laura, que rescató a su madre de una residencia en la que perecieron 100 ancianos, o Miguel, enterrador en el cementerio de La Almudena que se vio sobrepasado por la situación.
Porque detrás de cada estadística, de cada cifra que dan los informativos, está una persona, con nombre, con familia, con sueños… Y con esta película podemos poner cara a todas esas historias.
Un documento sobrecogedor a la par que necesario. Un homenaje a todos aquellos que se dejaron la vida en el camino y a los que la arriesgaron por salvar a los demás. Una producción que ha sido nominada a 8 candidaturas a los Goyas y que todavía está en cartelera de numerosos cines.